Al volver a Gotham se lanza a las
calles por la noche pero, tras ser apaleado por aquellos a los que
intentaba salvar, se da cuenta de que le falta algo. No puede luchar
contra el crimen siendo una persona normal, debe ser algo más. En
ese preciso instante un murciélago entra en su habitación y le
sirve de inspiración: adoptando la imagen de un murciélago
introducirá el miedo en sus enemigos.
Aprovechando su fortuna y los recursos
de Empresas Wayne (también heredada de su padre) se hace un traje
gris y negro, con una capucha con dos orejas semejantes a las de los
murciélagos y una máscara para proteger su identidad. También
consigue su cinturón de utilidades, siempre lleno de aparatos
capaces de sacarle de las situaciones más inesperadas, y su coche:
el Batmóvil. Establece su centro de operaciones en las cuevas que
hay bajo la Mansión Wayne (en la que vive) y, con la ayuda de su
mayordomo, Alfred Pennyworth, quien cuidó de Bruce tras la muerte de
sus padres, comienza su lucha contra el mal.
No pasa mucho tiempo antes de que Bruce
se dé cuenta de que es demasiado trabajo para él solo y toma como
discípulo a Dick Grayson, un joven que trabaja en un circo, quien se
convertirá en Robin.
Batman cuenta con una larga lista de
enemigos, siendo los más importantes el Joker, el Pingüino, Enigma,
Dos Caras, el Espantapájaros, Bane, el Sr. Frío, Ra's al Ghul,
Hiedra Venenosa, Harley Quinn y Catwoman. Todos ellos pasan en algún
momento por el asilo de Arkham (la institución mental para
criminales), ninguno desaparece nunca, pues Batman tiene, como pilar
central de su moral, el no matar a nadie sin importar las
circunstancias.
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